Morente. Eurovillas
VI.
Residencial Nuevo
Principado.
La falta de rigor en el mercado inmobiliario español durante
los últimos años ha derivado en la desastrosa situación que padecemos. La
opinión pública se manifiesta señalando como responsables a políticos y
empresarios y les condena por actuaciones propias y ajenas. Hablar de construcción,
de edificación, es referirse a suelo, ladrillos y resultados. Si a unos les fue
bien, otros hicieron el peor negocio de su vida. En muchas plazas del
territorio nacional hubo mucho más que ladrillos, mejor o peor plantados. En Los Alcázares también. Es decir, “negocios”
al por mayor de los que se están
ocupando las correspondientes instancias de la Administración. Pero en el mismo
mercado inmobiliario hay actuaciones de menor entidad, que no se han aireado suficientemente
y que afectan a un grupo de población amplio y concreto: compradores de viviendas.
Es el caso de quienes invirtieron en el
Residencial Nuevo Principado, proyectado y promocionado como una urbanización
abierta, convirtiéndose en propietarios de viviendas en el Paseo Río Nalón, transformado
ahora en un espacio de ocio en el que se concentran sesenta y cuatro restaurantes y bares. La degradación urbana y social de lo
que se vendió/compró como zona residencial de lujo, en un entorno urbano
privilegiado, es el resultado de una alianza entre la ambición comercial y el afán
recaudatorio municipal, al margen de las buenas prácticas.
El Edificio Eurovillas VI (y otros del Paseo Río Nalón) es un claro ejemplo de buen negocio
adicional para el promotor inmobiliario: venta
del tejado, cubierta plana del edificio, sin acceso directo a las viviendas, como una dependencia de éstas,
dejando de ser zona común. Se presentó la oportunidad, se aprovechó la ocasión
y se recibieron todo tipo de facilidades: municipales, documentales, notariales
y registrales. ¿Cambio de uso, multiuso o abuso?
Dentro del propio edificio el garaje es otra muestra de lo
que un Ayuntamiento consiente, a base de
no hacer, por no querer actuar contra quien debiera. El proyecto, la normativa
y la licencia de obras no se respetaron, convirtiéndose en meros “papeles” sin valor
alguno para corregir las carencias/irregularidades constructivas, dotarlo
adecuadamente y atender la seguridad. El cambio de uso (en otros edificios
también) ha convertido en almacenes plazas de garaje cerradas; en dos casos
concretos se utilizan las cocheras como dependencias del restaurante ubicado en
la planta baja, mediante escalera a
través del forjado. Demolición de un elemento estructural del edificio y cambio
de uso prohibidos por la ley y la licencia de obras, pero consentidos por el
Ayuntamiento, en vez de rectificar de oficio, son los peores ejemplos que los
ciudadanos pueden recibir de la Administración. El propietario del local comunicado
y las cocheras cuyo uso se cambió, autorizó en su día la licencia de obras y
firmó las licencias de primera ocupación, después de dar el visto bueno a la habitabilidad
del edificio como Concejal Delegado de
Urbanismo. Hace años que fue denunciado por la Comunidad de Propietarios.
Desde entonces, se ha reclamado insistentemente. Pero el Ayuntamiento no quiere
actuar ¿por qué? La Administración
Regional tampoco ¿por qué?
Con todo, lo más grave, descarado y vergonzoso sigue siendo la
iniciativa promovida por Corporaciones locales anteriores e
impulsada/normalizada por la actual: cambio de uso de paseo a
restaurante/guardamuebles al aire libre. Cientos de residentes siguen
demandando una intervención en la zona, con buen juicio, con criterio, para que recupere su carácter residencial,
pero el Ayuntamiento sigue empeñado en generar dinero fácil y rápido alquilando
la vía pública. Cambio de uso y abuso.