jueves, 6 de septiembre de 2012

LOS ALCÁZARES/ Expolio en el Residencial Nuevo Principado.


Comunidad de Propietarios Eurovillas VI, Residencial Nuevo Principado.

En 2003 el precio de compra de un apartamento en construcción (fecha de entrega 2005), en el edificio con el que se completaba el Residencial Nuevo Principado, era de 2.167 € m² y el de una plaza de garaje 1.000 € m². Es decir, 113.615 € un apartamento de 46,67 m² útiles y una cochera de 12,50 m². Con fachada a la calle Río Arangüín, una vía abierta al tráfico. Si era con fachada (vistas) al Paseo Río Nalón, excelencia viaria del entorno, prestigio de la urbanización, el precio era sensiblemente superior, porque no solo se adquiría un apartamento de lujo, sino el derecho al uso y disfrute de un entorno privilegiado excelentemente dotado, como corresponde a un área urbana calificada de Paseo.


Finaliza el negocio para el promotor en 2005, con la entrega del edificio. El Ayuntamiento completa su aportación al conjunto y los residentes y visitantes pueden disfrutar/disponer de un PASEO: jardines, palmeras, árboles, maceteros, bancos y papeleras. Algunos de estos elementos de diseño exclusivo. Pero, precisamente a partir de ahí, se intensifica otro negocio: el Ayuntamiento vende la vía pública. Las arcas están vacías, la deuda histórica es descomunal, no hay un mendrugo que llevarse a la boca,… el lujo asiático de la Casa Consistorial no hace honor a lo que dentro se cuece, a la realidad.

La administración local (mayo 2011), barajando posibles soluciones al problema y poder cumplir con las promesas de cambio hechas a los ciudadanos, decide intensificar la venta (alquiler sine die) de todo aquello que no está escriturado y registrado a nombre de los contribuyentes: calles, avenidas, plazas y paseos. Su forma de proceder está justificada, se trata de una situación heredada. Y se pone manos a la obra, ofertándolo a un colectivo no deseado (por los problemas que acarrea) en otras plazas: restauradores de calle. Y les da tantas facilidades que, tanto los que están como los que llegan, exclaman ¡esto es Jauja!

Y claro está, como se les ha llamado y prometido/consentido cosas, y ellos han invertido en mobiliario y equipamiento de calle, incluso “retocando” instalaciones en los edificios, tienen que aceptar sus exigencias: fuera todo el mobiliario urbano; todo lo que estorba para poner “lo nuestro”. Y comienza el expolio al ciudadano común. En agosto 2012 solo queda un jardín privatizado, unos pocos árboles y palmeras y cinco papeleras, de las cuales tres ya no están fijadas al suelo, señal de que pronto desaparecerán. Las papeleras son el símbolo del expoliador público (antes y ahora) que de forma descarada e injusta ha desposeído, despojado, usurpado y saqueado el espacio público de un residencial y los derechos de un importante colectivo de ciudadanos, en especial de los propietarios de viviendas.  

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